Nuestra idea en Manta era sólo pasar una noche,
aprovisionarnos de algunas cosas y seguir por la costa, pero el destino quiso
otra cosa…
Luego de recorrer la ciudad y pasar la tarde en el Shopping usando wifi
gratis, buscamos otra gasolinera para dormir. Mientras cenábamos, conocimos a
la dueña quien nos recibió muy amablemente.
Al día siguiente fuimos a una Lubricadora para
cambiar el filtro de gasolina pensando que sólo nos llevaría un rato, pero
salimos a media tarde, ya que nos recibió el dueño, Naun, y su hijo Daniel,
quienes nos invitaron a almorzar y hasta nos regalaron unas latas de atún y
sardinas para el viaje, además de solucionarnos una pérdida de agua de una
manguera que veníamos arrastrando desde casa.
Esa noche cuando estábamos por cenar, escuchamos un ruido
extraño y al mirar el camión que estaba estacionado al lado nuestro vimos como
una de sus ruedas traseras se hundía en el asfalto. Así estuvo toda la noche,
casi al borde de tumbarse, hasta que por la mañana apareció su dueño con una
tropa de 10 personas para descargarlo y poder sacarlo del pozo.
Mientras descargaban el camión lleno de semillas de tagua
mucha gente se acercó a ver lo que sucedía. Uno de ellos fue Sebastián,
ciclista de corazón y dueño de My Bike (Calle 14 y Avenida 21 Manta Ecuador www.mybike.ec ), la mejor tienda de bicicletas de Manta,
que junto a Miguel Ángel y otros amigos se sacaron fotos con nosotros y nos
invitaron a conocer el local y compartir un grato momento conversando de varios
temas. Siendo sábado al mediodía, nos pidió que pasáramos el lunes por la
mañana para entregarnos un presente.
Como decidimos cambiar el itinerario por los pocos días que
nos quedan en Ecuador, aprovechamos el domingo para visitar Canoa, otro pequeño
pueblo muy conocido por sus playas, a una hora y media al norte de Manta.
Recorrimos el lugar que es bien turístico al estilo Montañita, por lo que
decidimos dormir en una gasolinera en otro pueblo. Como vimos que se acercaba
la puesta de sol, bajamos a la playa de Briceño para pedir un toma donde calentar
agua para tomar unos mates viendo el atardecer.
Sólo quedaba un bar abierto, donde luego de calentar agua hicimos una ronda de mates para que la gente lo probara. Mucho éxito no tuvo, sólo dos quedaron encantados con el mate. Entre charla y charla, llegó la noche y fogata de por medio, Elías y Viviana, los dueños, nos invitaron a cenar y acampar en la playa. Pero el humo de la fogata nos corrió y finalmente nos tuvimos que trasladar hacia su casa, donde amablemente nos cedieron una habitación y a la mañana siguiente nos sorprendieron con un desayuno riquísimo con café y tortillas de verde (plátano cocido).
Esa misma mañana volvimos a Manta para reencontrarnos con
Sebastián en su local. Allí nos dio la dirección por donde teníamos que recoger
nuestro presente: una empresa atunera donde nos entregaron una caja con 48
latas de atún…así que comida no nos va a
faltar para llegar a Alaska…
Por la tarde salimos camino a Portoviejo, donde
teníamos pendiente una visita. Resulta que la primera vez que fuimos a la Playa de los Frailes venían
detrás nuestro en otro carro Alexandra y Saskia, quienes nos escribieron al
blog y nos ofrecieron brindarnos información y recomendaciones de lugares para
visitar en su provincia, Manabí. Así que como era paso obligado, decidimos
contactarlas para conocerlas. Enseguida vinieron a buscarnos al Shopping donde
estábamos usando Internet y nos llevaron a dar una vuelta en su carro por la
ciudad, nos dieron de probar algunas comidas típicas del lugar (pan de yuca,
torta de cerdo y maní), nos consiguieron un estacionamiento de un hotel para
pasar la noche y Alexandra quedó en encontrarnos a la mañana siguiente para
llevarnos a conocer más de su ciudad.
Así fue como al otro día nos llevó al Museo de Portoviejo,
nos invitó a probar helado con pan (si si, como un sandwich de helado casero,
riquísimo!) y luego fuimos a almorzar hayacas y encebollado con chifles, como
para completar la comida típica de Manabí.
Nos despedimos de Ale con ganas de habernos quedado unos
días más para seguir disfrutando de la ciudad y de su compañía, su recibimiento
y recorrido por Portoviejo fue una de las mejores experiencias que hemos tenido
en lo que va del viaje. Esperamos volver a reencontrarnos en Ecuador o cuando
vayan a Argentina. Gracias por todo chicas!
El viaje debía continuar, nos quedan pocos días en el país y
tenemos que aprovecharlos al máximo, así que seguimos hasta Quevedo donde
hicimos noche, para al día siguiente llegar a Baños.